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Larga vida a la tecnología

Obsolescencia programada y tecnología son dos conceptos que siempre han ido de la mano. Durante décadas, todos los artículos y productos tecnológicos han contado con una fecha de caducidad inevitable. Esto se debía a que los propios fabricantes en un alarde de genialidad, programaban las fallas en los dispositivos para que su vida útil, fuera determinada de antemano. El resultado era un consumo constante para poder estar a la última y no quedarse rezagado. Los productos en los que esta propiedad ha sido patente, han sido sobre todo los teléfonos móviles. Diseñados para tener una durabilidad de dos años, aproximadamente.

Afortunadamente para nuestros bolsillos, eso ha cambiado. No solo se ha tratado de eliminar este concepto en la fabricación de dispositivos tecnológicos, sino que se ha abierto una nueva posibilidad: el reacondicionamiento. Los productos reacondicionados, tienen una nueva vida y una funcionalidad operativa absoluta. Como si de productos recién adquiridos, se tratara. El reacondicionamiento no solo es una ventaja a nivel económico, lo es para el medio ambiente debido a la sostenibilidad que aporta.

Profesionales y expertos en productos reacondicionados informáticos como Tienda IDC, advierten como este tipo de productos gana adeptos por momentos. Como decimos se trata de la alternativa sostenible y económica que se contempla en el momento de hacerse con productos de última tecnología y uso habitual a un precio inferior que el que tiene en el mercado.

Sin embargo, aunque son una excelente opción, hay que tener en cuenta una serie de aspectos antes de adquirirlos, no todos están en las mismas condiciones ni ofrecen las mismas garantías.

Dado que su auge se debe en gran medida a las ventas online y el acelerado avance tecnológico que invita a cambiar y reemplazar continuamente los dispositivos, se trata de una alternativa bastante interesante. Para quienes apuestan por el consumo racional y sostenible, los productos usados, pero en buen estado son la mejor opción. Razón por la cual, son cada día más numerosas las personas que se decantan por la compra de reacondicionados, cuyo mayor atractivo es el precio, mucho menor que el de mercado.

Reacondicionado, no nuevo

Reacondicionado quiere decir que un producto se ha preparado y reparado de modo que funcione de nuevo correctamente. Ese es su significado más literal, aunque deja muchas preguntas al aire que conviene hacerse. Por ejemplo, cual es el punto de partida en lo que al estado del producto respecta que, puede ser de segundamano, con la caja rota o abierta, le falta algún elemento o esta rayado. Que reacondicionamiento se la practicado: meterlo en un nuevo embalaje, revisión visual, probar su funcionalidad o cambio de componentes, por citar algunos ejemplos.

La variedad de productos reacondicionados existente ha dado lugar a un agrupamiento en diferentes apartados que, a veces dan lugar a error y confunden al consumidor. Para que nos entendamos, podemos encontrar desde productos nuevos procedente de ultimas unidades o devoluciones, productos de exposición con mayor o menor uso y, productos de segundamano reparados o restaurados. Estos últimos suelen pasar por empresas que los revisan y reparan para dejarlos en buen estado antes de su venta.

Lo que hay que tener claro es que no siempre se trata de un producto nuevo que se vende a un precio especial. En cualquier caso, se trata de una opción que conviene tener en cuenta y permite exprimir todas las posibilidades existentes a la hora de adquirir productos tecnológicos o de otro tipo. Es posible encontrar igualmente, productos de gama alta que, en circunstancias normales, no podrías adquirir por su elevado coste.

Resulta fundamental en este punto, no dejarse deslumbrar por el término pues, como sucede con otros similares como “lowcost”, “oportunidad”, etc. cuyo significado pierde valor si no se acompañan de un precio acorde al estado real del producto.

Uno de los problemas que supone la compra de este tipo de productos es que se desconoce lo que va a llegar a nuestras manos. La clave para evitar sorpresas es fijarse en dos aspectos:

  • La garantía que ofrece el vendedor. En este sentido, el punto de partida es que sea de doce meses, como sucede con los productos de segunda mano. Aunque es común que algunas tiendas amplíen la misma hasta veinticuatro o treinta y seis meses. Esto puede ser por que son productos considerados como nuevos o como garantía comercial.
  • Si puedes ejercer derecho de desistimiento en compras online, con un plazo ampliado y sin incurrir en costes extra en el caso de que el producto adquirido no sea lo que esperas.

Mucha oferta, ¿menos garantías?

Una inmensa mayoría de tiendas virtuales cuentas con secciones especiales en las que venden productos reacondicionados. Sin contar las que se dedica exclusivamente a este tipo de productos. A nivel físico, también es posible encontrar cada vez en más tiendas, este tipo de productos. En ambos casos, la oferta y variabilidad de los productos que ofrecen es muy amplia.

Este hecho no quiere decir que los productos ofrezcan menos garantía. La mayoría de las grandes tiendas y comercios de renombre, cuenta ya con secciones de venta de productos reacondicionados. Aunque, cabe señalar que tampoco eso, garantiza que no te estén tomando el pelo. En cualquier caso, para acertar en la compra es posible seguir una serie de pautas y, evitar de esta manera posibles decepciones.

En primer lugar, no hay que dar nada por hecho. A la hora de comprar un producto reacondicionado no hay que dar nada por supuesto para no caer en equívocos. Para ello, ante la oferta de productos reacondicionados o sus variantes, lo mejor que se puede hacer es asumir que se trata de un producto de segundamano y valorar desde esa perspectiva, si te interesa o no.

Valorar el producto que se pretende adquirir y no esperar que todos tienen el mismo descuento. Cada dispositivo puede tener un valor aun siendo el mismo modelo. Hay que tener en cuenta el degaste que puede tener alguno de sus componentes como la batería y, comprobar si sus piezas han sido renovadas. Comprobar la presencia de problemas que pueden verse a simple vista. Su estado de limpieza o la antigüedad del modelo. Este último punto puede resultar un problema si se trata de modelos antiguos y tecnológicos, debido a las actualizaciones. Verificar los componentes es otra cosa que se debe hacer, pues en muchos casos, faltan los auriculares, las instrucciones o algún elemento.

Hacer una comprobación del ahorro real, comparando en diferentes tiendas. Hay que desconfiar de los grandes descuentos que pueden estar desactualizados.

Revisar la descripción del producto, cuanto más detallada mejor, aunque a veces, no suele corresponderse con la realidad.

Poner atención en la garantía, como ya hemos comentado, lo legal son doce meses. Si la web o tienda, ofrece garantías superiores, es un factor positivo pues aporta seguridad en lo que vas a adquirir.

Verificar de donde procede el producto. Si lo compras en un market place, es posible que el vendedor no sea del país, algo que hay que tener en cuenta en caso de devolución o necesidad de hacer uso de la garantía. Los intermediaros no se hacen responsables de estos asuntos, siendo gestiones que debe hacer el vendedor.

Asegurarse de que ofrecen derecho de desistimiento antes de hacer la compra e informarse detenidamente de como se ejerce el mismo. Esto supone disponer de un tiempo suficiente para poder valorar el producto y si en realidad lo queremos.

Una vez recibido el producto, hay que revisarlo concienzudamente y comprobar que es el correcto y se encuentra en las condiciones pactadas.

En resumidas cuentas, conviene hacer lo mismo que cuando se compra cualquier producto por internet, pero con algo más de atención y siendo conscientes de lo que estamos comprando.

Como cliente o consumidor, hay que ser consciente de que lo que vamos a adquirir no procede directamente de la fábrica. Todos estos artículos han tenido una vida anterior a su reacondicionamiento. Sin embargo, los profesionales, aseguran que, en la mayoría de los casos, se trata de productos con una vida de uso muy limitada pues en general, proceden de devoluciones, aparición de nuevos modelos, escaparates o fin de stock.

En función de su procedencia y el grado o nivel de reacondicionamiento que lleve el dispositivo o producto, existen varios grupos, a razón de los daños que presenten o las condiciones que ofrezcan a diferentes niveles. En estos grupos se exponen los aspectos relativos a la carcasa, la pantalla, la batería, las condiciones técnicas y debería incluirse la garantía.

A la hora de buscar un producto reacondicionado, la mejor alternativa es acudir a tiendas que estén especializadas en este tipo de artículos. Son los mismos vendedores los que se encargan de reacondicionar los aparatos para ponerlos a la venta en perfectas condiciones. De hecho, esa es la finalidad del reacondicionamiento, devolver la vida a un dispositivo en condiciones óptimas, con independencia de su estado. Si es posible su rehabilitación, se pondrá a la venta como si de un artículo de fábrica se tratara al menos a nivel de funcionalidad.

En conclusión, se trata de una excelente alternativa a la hora de cambiar de dispositivos, aunque haya que poner una especial atención a ciertos aspectos.