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Terapia de pareja, ¿es útil o una pérdida de tiempo?

Se levanta el telón. Aparece una pareja discutiendo. Ella habla de que no se siente valorada, de que la relación ya no es la misma desde hace años. Que no siente nada cuando él se acerca y que se siente sola, abandonada y no comprendida. Él la replica. Cree que todo se debe a que ya no son los mismos en la cama, a que se ha perdido la pasión y que incluso duda de que está con otro hombre. Los dos lloran, se abrazan y llegan a la conclusión de que necesitan acudir a un profesional para que les haga una sesión de terapia de pareja. ¿Pero sirven para algo?

Seguro que esta escena la has vivido en muchas películas de amor. La verdad es que ahora mismo la realidad supera a la ficción y son muchas las parejas que necesitan someterse a este tipo de sesiones para recuperar el tiempo perdido. Sin embargo, no siempre sale bien y la mayoría de los hombres, lo dicen las estadísticas, se niegan a ir. “Son chorradas”, aseguran. Hoy vamos a hacer un análisis de en qué consiste estas terapias. Para esto, hemos contactado con los especialistas de Terapia Psi, quienes se encargaron de explicarnos detalladamente cómo es el proceso.

Para conocerse mejor, lo primero es acudir a una cita gratuita. En ella se trabaja con los dos para que se puede encontrar tanto el bienestar individual, como el equilibrio en la relación. “En una primera visita gratuita os atenderá uno de nuestros especialistas en Terapia de Pareja, para informaros y orientaros sin compromiso. También puede ser online”, recuerdan desde la sicoterapia. No hay que olvidar que se suele esperar entre cinco y seis años en acudir a terapia, a pesar de haber observado indicios de que la relación no funciona tan bien como les gustaría. Por eso, hay que ir cuanto antes, porque como cantaba José Luis Perales, “quizás para mañana sea tarde”.

Resolver obstáculos

Hacer terapia es afrontar la realidad para poder resolver obstáculos y conflictos actuales o futuros. Es la mejor manera de poder controlar situaciones problemáticas adquiriendo habilidades para comunicarte, dar opiniones objetivas y proceder sin ira ni resentimiento. Y es que el problema de una pareja es la falta de diálogo. La gente no habla, y cuando lo hace, es solo para echarse vida encima y recordar errores del pasado.

Aprende a escuchar

Y tan importante como saber hablar es saber escuchar. A todos nos hace mucha falta hacerlo. La terapia de pareja te enseña a procesar lo que dice tu compañero o compañera, a sentir empatía y a tratar de buscar una solución. Y es que muchas veces solo nos preocupamos del yo. Cerramos los oídos y no sabemos qué está pasando a nuestro alrededor. Si tu pareja quiere contarte cómo le ha ido en el trabajo, hazlo. Seguro que le puedes servir de gran ayuda.

Conoce a ti misma

“Conócete a ti mismo” es uno de las frases más conocida de la antigüedad griega de todos los tiempos. Significa que la principal necesidad de una persona para acceder a la sabiduría filosófica es el autoconocimiento. Y esto es lo que también puedes aprender en una sesión de terapia de pareja. Es totalmente muy bien que aprendas a mirar tu historia antes de estar en esta relación, para ver cómo la afectas según tus experiencias de vida. Quizás buscándote en ti misma, encuentres la solución.

Hay que hablar de todo

Muchas veces no se dicen las cosas y eso es peor. Se quedan en el corazón o en el estómago y salen a relucir cuando menos lo necesitamos. Por eso, lo que hay que hacer es hablar con nuestra pareja, decirle lo que nos gusta y lo que no. Duele mucho, y es peligroso, que un día sueltes todo y te das cuenta de que tu vida ha sido una falsa.

La terapia es por tanto un recurso más en la búsqueda de ser feliz, es cada vez más utilizado en nuestros días porque ya no se ve con tanto estigma como hace algunos años. Y si todo fracasa, no te preocupes, quizás no haya servido para esta relación, pero seguro que para la próxima e te será de ayuda.

Sin embargo, como a los de las películas, sigue costando dar el salto. Pensamos que nuestra relación va bien y no lo necesita. Sin embargo, un buen día te puedes dar un susto y comprobar que lo que tú pensabas que era una historia de amor, se ha convertido en una de horror.