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La obesidad infantil provoca problemas en los pies

El Ilustre Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) ha avisado de los síntomas que alertan de la necesidad de acudir al podólogo, como la aparición de verrugas plantares, el color de las uñas, dolor en el talón o las caídas frecuentes en niños. Los especialistas explican que es muy importante revisar los pies periódicamente de los niños, por si apareciera algún tipo de anomalía poder tratarla lo antes posible. Si notas que aparecen manchas blancas en el color de las uñas o se rompen con facilidad, pueden ser síntomas de bacterias, hongos, trastornos circulatorios, psoriasis o traumatismos repetidos derivados de la pisada.

Es muy importante acudir al podólogo, porque muchas veces pueden confundirse las verrugas plantares con hiperqueratosis o callos. Es necesario eliminar esa infección vírica para evitar su proliferación. Los especialistas explican que si el niño tropieza mucho puede tener una alteración funcional del esqueleto y esto suele estar relacionado con el pie plano infantil. Si tiene picores o dolores en el talón, pueden estar relacionados con infecciones por hongos. También es necesario visitar al podólogo si el pequeño tiene dolor en el talón, también conocido como fascitis o espolón, es muy importante conocer su origen y aplicar un tratamiento efectivo.

¿Por qué la obesidad infantil afecta al desarrollo de los pies?

Los profesionales de la clínica Podológica PodoAvant informan que es muy importante prevenir la obesidad infantil para evitar problemas en los pies y que el niño utilice un calzado específico adecuado para educación física. La obesidad infantil puede afectar el correcto desarrollo de los pies de los niños. A partir de los 6,5 kg de sobrepeso se puede producir un descenso del arco longitudinal interno del pie o inflamación de los huesos del talón.

La obesidad también ocasiona diferentes tipos de molestias en el pie, sobre todo, en el talón, y también aplanamiento del mismo. El sobrepeso está asociado a diferentes tipos de trastornos músculo-esqueléticos de las extremidades inferiores y de los pies. Las patologías más frecuentes son el conocido «pie plano», planos-valgos o genu valgos, que son desviaciones de los pies y las rodillas a causa del exceso de peso. La obesidad también puede afectar a la hora de caminar, porque el pequeño apoya mal el pie y esas posiciones inadecuadas afectan al aparato locomotor, sobre todo, piernas y espalda.

Estas patologías pueden solucionarse con tratamientos correctores ortopodológicos como plantillas personalizadas, ejercicios, calzado reforzado o férulas. El pequeño puede acudir al podólogo a partir de los 3 o 4 años, para evitar cualquier tipo de anomalía. Los padres deben revisar la marcha de los niños a los 6 años, porque ya es similar a la de un adulto. Además, deben cortar las uñas en línea recta, sin redondear ni dejar picos.

La importancia de un calzado flexible

Si el niño desgasta el calzado en exceso puede ser signo de alteración de la marcha, el podólogo realizará un estudio de la pisada. Es aconsejable que los padres compren un calzado flexible, que lleve sujeciones y hecho con material natural.

La suela debe tener una correcta adherencia al suelo y ofrecer flexibilidad en la zona del antepié. Es muy importante que la caña de las botas invernales sea flexible, porque si es rígida puede modificar la forma de andar.

El Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA) aconseja que los niños
utilicen calcetines de algodón, pero solo unas horas y que en casa estén con los pies libres. Aunque es aconsejable su uso más continuado si el pequeño lleva plantillas.

Los padres no deben calzar con zapatos a los hijos hasta que no comiencen a caminar, porque la suela dificulta el movimiento e impide que el pequeño pueda tocarse los pies y explorar su propia sensibilidad.

Los podólogos explican que no hay dos personas que caminen igual, porque cada uno tenemos nuestra propia biomecánica. Si el calzado no es adecuado puede generar dolor o torpeza en el niño.

El Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos informa que no es aconsejable utilizar el calzado del curso anterior o heredado de los hermanos mayores, porque al compartir calzado con cierto desgaste puede distorsionar la pisada.

El zapato más adecuado para la infancia debe reunir las siguientes características:

-Suela antideslizante para evitar el riesgo de caídas.

-Si quieres evitar impactos en uñas y dedos, es aconsejable que tu hijo lleve un calzado con puntera reforzada. En verano también puede llevar sandalia con puntera.

-Es muy importante que el zapato sea transpirable, para mantener seco el pie y disminuir la aparición de infecciones por hongos y bacterias. Además, si es transpirable también evita el picor y las rozaduras por fricción.

-Opta por zapatos que tengan
plantillas especiales antibacterianas.

-Los sistemas de sujeción del antepié permiten un mejor ajuste, como el velcro o cordones.