En los últimos años todas las empresas han sufrido importantes reestructuraciones y es que la economía no ha pasado por los mejores momentos y eso ha pasado factura a las arcas y a las ventas de todas las empresas del planeta. Los años de recesión han sido muy complicados, no solo para los trabajadores, sino que también para los empresarios, quienes se han visto obligados a reducir sus producciones, así como, en muchos casos, a reducir también el número de empleados para poder seguir abiertos y es que, en otros casos, la situación llegó a ser insostenible y tuvieron que echar el cierre.
Pero no solo la economía ha provocado grandes cambios en las empresas, también el desarrollo de la tecnología y es que en los últimos años se han logrado importantes avances en esta materia que han hecho replantearse, en un importante número de casos, los procesos productivos. Por lo que las empresas también han tenido que hacer un sobreesfuerzo para poder hacer frente a importantes inversiones en esta materia que les permitan seguir siendo competitivos en un mercado cada vez más complicado y con mayor competencia.
Como os decimos, no son tiempos fáciles para los empresarios y es que sus empresas se han de ir adaptando a las nuevas realidades del mercado y lo han de hacer, en muchos casos, a marchas forzadas. Hoy en día ya no es como era antaño que cada maestro era único y nadie hacia dos piezas iguales. Hoy el mundo es mucho más competido y hay que luchar por poder ofrecer los mejores productos al precio más económico y es que la gran cantidad de competidores que tenemos a lo largo de todo el mundo nos pueden llegar a quitar nuestro nicho de mercado. Además, los clientes tampoco tienen el mismo perfil que hace unos años y es que hoy, antes de decantarse por uno u otro proveedor, comparan en decenas de empresas, de tal forma que es más difícil conseguir ganarse un cliente y es que estos ya no solo miran el precio o la calidad, sino que también tienen en cuenta los tiempos de entrega, la capacidad de adaptarse a las necesidades de producción de cada una de las empresas, así como a cambios y tiempos de respuesta para problemas o imprevistos que puedan ir surgiendo a medida que se va creando el producto.
Consecuencia de esto que os comentamos es que en la actualidad solo aguantan las empresas más competentes o las que cuentan con más historia a sus espaldas y tienen su nombre y reputación ganada desde hace años. Aluminios Franco es una de las compañías que más claro tiene que los tiempos han cambiado y su capacidad de reacción y de desarrollo de nuevos componentes y materiales la hacen ser uno de los faros para el resto de compañías en lo que a aluminio se refiere, y es que ellos cuentan con una gran capacidad de reacción ante cualquier situación. Además, el aluminio, a pesar de los problemas recientes con una multinacional americana, tiene un gran futuro en España y es que el grupo, que quiere vender sus fábricas en nuestro país, asegura que varios de los candidatos a adquirir las plantas de A Coruña y Avilés reúnen los requisitos, pero piden un marco eléctrico estable que aún no hay, por lo que tras la marcha de esta compañía seguirá habiendo producción de este metal en nuestro país y, con ello, seguirá generando un importante número de empleos en unas fábricas que también se han ido adaptando a los cambios y a los nuevos tiempos con el paso de los años.
Otras realidades de las empresas
Las empresas están en constante evolución y tal y como os hemos venido diciendo, siempre tienen que estar readaptándose a las nuevas realidades. Sin embargo, estos cambios no siempre afectan de forma directa a sus sistemas de producción, sino que vienen dados por nuevas reglamentaciones de obligado cumplimiento. Es el caso de la normativa de reciente aplicación que obliga a todas las empresas a instalar sistemas de fichaje para sus empleados y así poder contar las horas de trabajo real que han hecho, además de poder servir para inspección de trabajo por si hubiese dudas de que se cumplen las horas o no se pagan las horas extra.