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Para qué sirve un Máster

Una de las grandes dudas de los estudiantes es si después de terminar la carrera, hacer un Máster. La verdad es que una decisión complicada y que siempre hay que sopesar tanto pros como contras. Ya que entran muchos condicionantes. Por poner algunos, no es lo mismo hacer un Máster de una carrera que de otra. Y, por supuesto, como se ha demostrado últimamente no es lo mismo hacerlo en una Universidad que otra. Por lo tanto, mi recomendación es que el saber no ocupar lugar, y siempre es bueno hacerlo, ahora bien, habrá que saber dónde, cómo y por qué hacerlo.

Por ejemplo en mi caso hice un Máster en el Ivi Global Education que me ha servido de mucho. ¿Por qué? Pues porque lo hice sobre Biotecnología de la Reproducción Humana Asistida, una parcela que en estos momentos es muy solicitada y de la cual no hay muchos profesionales cualificados.

Y es que actualmente, la necesidad creciente de tratamientos de reproducción asistida para lograr descendencia ha ocasionado la necesidad formativa de especialistas en el tema. Principalmente los aspectos de laboratorio son de reciente desarrollo, y están en constante evolución. Me gustó este Máster porque tenía principalmente una orientación profesional, que se hacía a través de sus propios contenidos, potenciada por las prácticas, que equivalen a un 50% de los créditos, realizado en uno de los grupos de clínicas íntegramente dedicadas a la reproducción asistida más importante a nivel mundial en número de tratamientos que realiza.

Hacer prácticas

Yo sabía que esa formación me iba a venir muy bien. A la vez, el Máster Universitario en Biotecnología de la Reproducción Asistida proporciona una iniciación a la investigación, tanto para su posterior aplicación en el ámbito universitario como en el propio ámbito de la clínica de reproducción, ya que en el segundo año realicé las prácticas curriculares en un Centro IVI según destino asignado en base a las notas finales del primer año. Recuerdo que las prácticas tuvieron una duración aproximada de tres meses y me vinieron muy bien para mi CV.

Como veís en mi caso me fue muy útil. Tener un máster otorga una ventaja competitiva crucial en un mercado laboral abarrotado: los empleadores buscan cada vez más formas de distinguir entre los candidatos, y esta calificación extra de más alto nivel demuestra la capacidad para comprometerte con un intenso periodo de trabajo.

En España

3.773 son los másteres que se impartieron en el sistema español de enseñanza superior sobre un total de 8.388 titulaciones oficiales universitarias. Esta cifra reflejó un ligero descenso de diez másteres con respecto al curso anterior, lo que rompió la tendencia al alza que se había experimentado desde la puesta en marcha del plan Bolonia. El retroceso se produjo íntegramente en las universidades públicas, ya que en las privadas el crecimiento fue del 4,9%. Ocho de cada diez titulaciones se ofrecieron en centros públicos.

Pero os podéis imaginar que no siempre es así. No obstante, aunque la oferta de empleo pida profesionales muy cualificados, con idiomas y másteres, la realidad a la hora del salario no es la misma. El 26,8% de los jóvenes que han estudiado un máster universitario cobra menos de 1.000 euros al mes en España, mientras que sólo una minoría que apenas llega al 40% consigue ingresar más de 1.600, lo que significa que buena parte de ellos debería trabajar al menos cinco meses sólo para recuperar la inversión que hicieron para costear sus estudios de postrado, según el Barómetro de empleabilidad y empleo de los universitarios elaborado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) y la Obra Social laCaixa. Por lo tanto, no siempre tener un Máster supone mejor sueldo.

Qué no te engañen

Hay másteres que sirven para bien poco y todos, alumnos, profesores y empresas, lo saben, pero nadie dice nada. Es como el cuento del emperador desnudo. Los estudiantes pagan por matricularse, los docentes universitarios dan clases sin cobrar y los empleadores hacen como si ese añadido al final del historial académico fuera realmente interesante.

Bien es cierto que hay muchos másteres que no valen para nada, que son una especie de engaño, pero para eso hay que investigar, saber de dónde proceden y quién les imparten. También conviene desconfiar de las facilidades, al menos si se quiere aprender algo. Un máster de calidad es duro, hay que trabajar y estudiar. Así que te dicen que te lo van a regalar, tendrás que sospechar, si no quieres acabar como algún político que todos recordamos, ¿verdad?