Los procesos de aprendizaje van de la mano de muchos factores que afectan el desenvolvimiento de los estudiantes. Las áreas del conocimiento no se procesan de la misma manera, ni se enseñan de la misma manera, por ello es importante pensar un poco en las variables que existen para que los estudiantes le cuesten las asignaturas prácticas.
Las asignaturas prácticas como lo son matemáticas, física, química y biología suelen ser las piedras de trancas de muchos estudiantes, y si bien es cierto que hay una responsabilidad que este debe asumir, también hay mucho que involucra al sistema educativo y a la práctica docente.
El sistema educativo de nuestro país está basado en su mayoría en la adquisición de conocimientos mediante la memorización y este es un error garrafal que no sólo se comete aquí, sino en muchos lugares del mundo. Si bien es cierto que la memorización ayuda en muchos casos a asimilar la conceptualización necesaria para poder enfocar la parte práctica de la asignatura, si no hay un aprendizaje significativo de los procedimientos, no hay una verdadera apropiación del conocimiento.
Para poder aprender a sumar primero se debe aprender los números y no se puede aprender a multiplicar sin saber sumar. Esta premisa aplica para las asignaturas que ya hemos mencionado (y para casi todas), pues todo se trata de crear redes de conocimiento que realmente sean asumidas por los estudiantes, porque progresivamente el contenido se hace más y más complicado.
Es lamentable ver que muchos de los casos de estudiantes que no tienen mucha suerte con estas asignaturas van de la mano de fallos desde las edades más tempranas de la educación. Históricamente uno de los errores cometidos por los docentes que las enseñan, es evaluar en base a los resultados y no al procedimiento. Y es que se han dado muchos casos en los que los estudiantes consiguen otras opciones de procedimientos en paralelo a las que fueron enseñadas por el docente durante sus horas de clase, practican con ellas y las asimilan de la forma correcta, llegando al mismo resultado y aplicando un procedimiento correcto y aún así, los docentes las califican como negativas.
Entonces la pregunta es ¿Por qué si el estudiante logró asimilar el procedimiento y alcanzó la competencia, se le califica de mala forma?, en muchos casos esto se debe por el desconocimiento de los docentes de otros procedimientos y al no conocerlas, no los consideran válidos. No obstante, eso no significa que el estudiante esté mal, sino que en este caso, es el profesor el que está fallando en su método de evaluación y de enseñanza.
Entonces volvemos a lo que mencionamos antes de las variables y de las responsabilidades compartidas. Si bien los estudiantes son responsables de cumplir con sus obligaciones y de esforzarse en alcanzar sus metas, también los docentes tienen una cuota de responsabilidad al evaluar los resultados y no los procedimientos que llevan a un verdadero aprendizaje significativo.
Según el grupo de especialistas de la academia de oposición de biología en Badajoz, el sistema de educación tiene profesionales de alta calidad y conocimiento, pero es fundamental que estos sean formados constantemente en diferentes técnicas de enseñanza que sirvan para llegarle a los estudiantes de una forma más cercana. Pues si se quiere mejorar los resultados a largo plazo de los estudiantes en estas asignaturas, es fundamental reestructurar la manera en la que son impartidas.
Es importante darle importancia a comprender que las asignaturas prácticas requieren de una atención especial y que hay personas a las que naturalmente se les dan mejor, así como hay otras a las que las asignaturas teóricas se les dan maravillosamente. Ahora bien, creemos conveniente tratar tres puntos que pueden influir en por qué estas asignaturas suelen ser las más complejas para los estudiantes, estos son:
1. La conceptualización es fundamental
Las matemáticas, física, química y biología se cargan con palabras de vocabulario técnicos. Si nos enfocamos en la matemática como ejemplo, podemos ver que factor, suma, ecuación, patio, dividendo, divisor, etc., son palabras que se usan frecuentemente y que pueden ser aterradoras para un niño si no entiende lo que significan estos conceptos matemáticos.
En algunos casos, los maestros no pasan suficiente tiempo explicando los términos o no ofrecen la suficiente práctica cuando se trata de utilizar y aplicar las palabras en situaciones de la vida real. Recordemos que la finalidad no es sólo que el estudiante pueda aprobar las evaluaciones de los diferentes bloques de contenido, sino que este aprendizaje pueda ser utilizado en la vida diaria.
El vocabulario técnico de estas asignaturas, al igual que la lectura de los mismos debe ser puesto en perspectiva para los niños, para que puedan activar sus conocimientos previos o construir sus antecedentes con el fin de hacer conexiones con todas y cada una de las palabras. La memorización de términos no es suficiente, los estudiantes deben ser capaces de entender el significado y el contexto de las palabras, lo que mencionamos antes de crear una red de conocimiento que pueda irse ampliando a medida que el temario avanza.
2. Practicar es la única manera
Ya hemos mencionado lo importante que es entender la teoría para poder enfocarse en la práctica. Si no entendemos una, no se podrá entender la otra, pues si no podemos conceptualizar correctamente, a la hora de buscar la solución a un problema no podremos ubicar lo que se nos está solicitando. Es decir, primero debemos aprender a caminar, para luego correr.
Entendiendo la importancia de la conceptualización, el siguiente paso es poner en uso los conocimientos, y allí hay una gran falla, pues los estudiantes no están practicando repetitivamente en casa los conceptos básicos con el fin de hacer los procedimientos más sencillos mediante el trabajo constante y disciplinado.
Por lo general, los estudiantes más grandes tienden a ver y escuchar a sus profesores presentar sus lecciones de matemáticas en clase, se van a casa y piensan que realmente entienden lo que les enseñan. El problema se presenta cuando se tienen que resolver los deberes sin la ayuda del docente. Es por ello que practicar constantemente y con disciplina puede hacer la diferencia.
3. Buscar ayuda es lo correcto
Creer que todo se puede de forma individual no es lo correcto. Buscar ayuda puede hacer la diferencia y conseguir que los estudiantes dejen de sentir ese rechazo por las asignaturas prácticas que parece ser algo natural, cuando la realidad es que depende de malas experiencias y resultados negativos durante el proceso educativo.
Si se tienen problemas en este tipo de asignaturas, lo ideal es buscar ayuda de profesionales que puedan dedicarse especialmente a buscar las herramientas necesarias para que el estudiante pueda entender, asimilar y poner en práctica todos esos aprendizajes. En un aula de clases convencional hay muchos estudiantes y es casi imposible que el docente pueda crear diferentes maneras de explicarse para que todos sus estudiantes puedan entenderlo a cabalidad.
Con esto no estamos diciendo que si el docente tiene fallas no cambie su metodología, estamos hablando de que no todos los estudiantes funcionan de la misma manera ni aprenden al mismo ritmo, lo que significa que la metodología utilizada en el aula debe ser la que funciona para la “mayoría”. Partiendo de allí, si con las horas de clase dentro de la escuela no es suficiente, buscar ayuda es la mejor opción.
Otro aspecto importante a destacar es la presión que ejercen los padres, representantes y tutores en los estudiantes. Es evidente que lo que se quiere es que los niños y adolescentes tengan las mejores oportunidades a futuro y por ello, la educación es fundamental, pero ejercer una presión muy fuerte y constante, puede traer efectos negativos a largo plazo.
Lo ideal es impulsar y tratar de mejorar las debilidades, pero no de una forma que el estudiante sienta que esas debilidades son mayores y pesan más que sus fortalezas. En este particular es importante que no se le defina por las fallas que pueda tener en ciertas asignaturas, sino que se busque brindarle las oportunidades para mejorarlas, pero sin machacarlo, porque la idea es que el estudiante se sienta motivado, apoyado e impulsado positivamente.
La responsabilidad de los padres, representantes y tutores debe ir enfocada en proveer de oportunidades a sus hijos, formando parte del proceso y escuchando lo que sus hijos tienen que decir, dejando los prejuicios de lado. Si se tiene una escucha activa y se presta verdadera atención a lo que dicen los niños y adolescentes, será más sencillo encontrar donde está la falla, para así encontrar la manera correcta de enfocar la situación y buscar corregirla.
Las asignaturas prácticas pueden dejar de ser la piedra de tranca para muchos estudiantes si buscamos las herramientas ideales para que ellos puedan apropiarse del conocimiento, aplicarlo y encontrarle la funcionalidad en la vida diaria, porque es fundamental entender que la función de la educación es formar a ciudadanos con valores, conciencia crítica, y que sean beneficiosos para la sociedad y el país