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La inversión en ropa es más grande en ciudades con clima continental

España es uno de los países del mundo que tiene una excusa más poderosa para que su población invierta una mayor cantidad de dinero en prendas de vestir. Como es lógico, os preguntaréis por qué. Y, por supuesto, existe una respuesta para esto. El motivo tiene mucho que ver con el clima. En España hay muchas ciudades que tienen un clima continental, lo que implica asumir temperaturas muy frías en invierno y muy cálidas en verano. Y, claro, eso tiene mucha influencia sobre la cantidad de ropa que tenemos que comprar para disponer de la mejor de las comodidades en cada momento del año.

No nos debe extrañar la enorme facturación que obtiene el sector dedicado a la venta de ropa dentro de nuestro país. Hemos recurrido a un estudio realizado por el portal web Statista en el que se informa de esa facturación durante cada uno de los años comprendidos dentro del periodo 2009 y 2020. Como podéis ver, la facturación se encuentra por encima de los 20.000 millones de euros. De 2010 a 2015 hubo un decrecimiento y luego también hubo problemas en el año 2020, en el que la facturación decreció hasta los 15.000 millones de euros como consecuencia de la llegada del coronavirus, que paralizó la vida de las personas de una manera bastante importante.

Es evidente que en los años 2021 y 2022 los datos han sido mejores de lo que lo fueron en 2020. De hecho, este último año se ha reactivado tanto la actividad dentro del sector que podríamos comparar su facturación a la que existía antes de la llegada de la crisis de 2008, que recordemos que fue la más importante desde el crack de 1929. Ni que decir tiene que esto ha venido de perlas tanto a los negocios que se dedican a la confección de esa ropa como a los que, ya sea a por mayor o al por menor, han comercializado esos productos.

España siempre ha visto en el sector de la moda uno de sus más grandes baluartes económicos. Y eso tiene que ver, como dicen muchos de los expertos del sector, con el hecho de que aquí, según la época del año, necesitamos abrigos, bufandas, camisetas, pantalones más cortos o más largos, sudaderas y zapatillas más ligeras o más gruesas. Desde Catalinos nos han indicado que las ciudades en las que se experimenta un mayor cambio de temperatura entre el invierno y el verano son aquellas en las que la inversión en moda por familia es más alta, algo que entra dentro de la lógica pero que no mucha gente se había parado a analizar.

Está claro que no es lo mismo vivir en Canarias que hacerlo en Burgos. En el primero de esos casos, el gasto en moda es mínimo a no ser que dispongamos de un fondo de armario realmente grande. En la segunda de esas ciudades, es imprescindible que exista un gasto en ropa cada año para defender a nuestro cuerpo de la gélida sensación térmica del invierno. Los cambios de temperatura entre invierno y verano son mínimos en el archipiélago canario, mientras que son bastante grandes en el interior peninsular. Y eso exige que nos protejamos más o que nos protejamos menos.

Las personas que cambian su lugar de residencia y pasan de encontrarse en un lugar como Canarias a vivir en una ciudad como lo puede ser Madrid, un cambio que por otra parte es bastante habitual, notan en el bolsillo el aumento de la inversión en ropa. Hay personas que sabemos que han realizado un cambio como del que estamos hablando y que han tenido que gastar unos 2.000 euros en la compra principalmente de prendas de abrigo como cazadoras, sudaderas, bufandas, gorros o guantes.

España es mucho más que sol y calor

A veces confiamos demasiado en los estereotipos y puede suceder que la realidad sea completamente diferente a lo que esos estereotipos nos dicen. Eso es lo que pasa, al menos en parte, cuando consideramos que España es un país en el que predomina el sol y el calor. Pues bien, hay muchas zonas de nuestro territorio que, incluso en verano, tienen unas temperaturas de lo más templadas. Galicia, Cantabria, Asturias y Euskadi, todo el frente norte, son un buen ejemplo de ello.

La moda va a seguir formando parte de la élite de sectores de nuestro modelo económico. Y, aunque el clima de buena parte de nuestro territorio tiene mucha culpa de la variedad de ropa que se encuentra en nuestro armario, no se le puede atribuir todo a eso. Nos hemos acostumbrado, con el paso de los años, a disponer de una variedad de prendas muy amplia y que nada que ver tiene con la que tenían nuestros padres o abuelos.