El dulce es la tentación de todos. Podemos ser los más valientes hasta que se nos pone en frente una caja de bombones, un delicioso pastel o unas galletas, y es que no hay nadie que se le resista a una probadita.
Pero, ¿por qué nos gusta tanto el azúcar? ¿por qué cuando hemos asumido una dieta, caemos en la tentación de romperla por una mordida de un pastel? ¿por qué, incluso cuando sabemos que no es tan bueno para la salud, no podemos decirle que no al azúcar?
Quizá es por su delicioso sabor, quizá es por la respuesta que se genera en nuestro cerebro al probar un dulce o quizá solo se trata de una cuestión de mero placer y bienestar. Si te causa curiosidad, te invitamos a averiguarlo en este artículo. Sigue leyendo.
¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando comemos azúcar?
Primero hablaremos de la reacción que se desencadena en nuestro cerebro cuando consumimos azúcar, y es que se liberan una serie de sustancias que hacen de esta una experiencia muy placentera:
- La serotonina
Se trata de una sustancia que se produce en nuestro cerebro a partir de importante aminoácido, el triptófano, el cual se encuentra principalmente en las proteínas. Así, eal liberarse, esta nos hace sentir en tranquilidad y bienestar.
- La betaendorfina y la dopamina
Por otro lado, el consumo de azúcar, al igual que de otros carbohidratos muy procesados, como cereales, dulces o bollería, aumentan la cantidad de azúcar en sangre, provocando el aumento de algunas sustancias químicas que actúan como drogas para el cerebro.
Es decir, el azúcar activa las mismas áreas del cerebro que se activan al consumir nicotina y otras drogas, al producir sustancias químicas tales como la betaendorfina, que es la culpable de los sentimientos de euforia y el dolor; o como la dopamina, que nos da movimiento y expresión emocional.
Por lo tanto, este subidón en nuestro organismo hace que sintamos muchas ganas de consumir azúcar y que sea tan difícil dejarlo, al igual que como pasaría si consumiéramos una droga.
El azúcar y la energía
Por otro lado, el azúcar nos da energía, por lo que cuando estamos cansados, fatigados o en falta de ella, nuestro cuerpo nos pedirá un poco de esos granos blancos tan deliciosos y revitalizantes.
De hecho, Liz Powell, de Yaletown Nutrition, explica para una entrevista con el HuffPost Canadá:
«No es un motivo por el que sentirse culpable; es algo completamente normal… Los carbohidratos, que se descomponen en azúcares, son una fuente de energía para las células de nuestro cuerpo. Es totalmente natural que nuestro cuerpo sienta necesidad de azúcares, sobre todo en periodos en los que nos falta energía o combustible para seguir con el día»
Igualmente, cuando no estás durmiendo bien, también estarás bajo de energía, puesto que no estarás utilizando todas las horas de sueño que de verdad necesitas para reponerla. Además que segregarás una hormona que avisa al organismo cuando necesita comer. Como consecuencia, el cuerpo piensa que tiene hambre y las ansias aumentan, y te pedirá esa energía que necesita para mantenerse activo y despierto en forma de dulce.
Cuestión de sabor
Por su parte, Andy De Santis, dietista de Toronto, añade:
«Veo razonable que, en un momento dado, alguien desee algo dulce independientemente de si sigue a rajatabla una dieta sana o una rutina de ejercicio… Para muchas personas, el sabor dulce es una característica muy atractiva de la comida, así que, ¿por qué no íbamos a buscarlo?».
Y es que cuando nos gusta el sabor de algo, vamos a buscar instintivamente darnos un gusto con ello, incluso, hasta es sano, regalarnos estos momentos de felicidad a través de la comida que más nos gusta.
Lucha contra el estrés
Otra de las razones por la que muchas personas consumen dulce, es para aliviar el estrés, solo que con efectos secundarios nada positivos, apunta Powell:
«Estos comportamientos pueden provocar un estado de ánimo bajo, agotamiento e irritabilidad por falta de energía o por una mala alimentación a lo largo del día»
Por lo tanto, explica que lo más recomendable en verdad es «Desarrollar estrategias individuales para manejar el estrés, como dedicar tiempo a uno mismo, contribuye a reducir la tentación de lanzarse a la comida como un recurso para hacernos sentir mejor de forma habitual».
Los atracones después de hacer ejercicio
Pensamos que cuando hacemos ejercicio, luego solo nos dan ganas de comer algo saludable que vaya acorde a esos hábitos sanos que estamos implementando en nuestra rutina, y si es verdad que muchas veces suele ser así. No obstante, a veces nos pasa todo lo contario, y lo que sentimos después de terminar de hacer ejercicios es unas ganas compulsivas de un buen dulce. Esto es normal y sucede así porque el cuerpo te está diciendo que necesita recuperar calorías.
Remedio para la deshidratación
Cuando tu cuerpo está deshidratado, lo primero que va a pedirte es azúcar. No obstante, Kate Comeau, portavoz de Dietitians of Canada, te recomienda: «A menos que entrenes dos veces al día, o que el ejercicio sea demasiado intenso, no hay una necesidad real de comer un snack u otra cosa para recuperarse».
El azúcar contraataca
«Reprimirte demasiado de azúcar puede hacer que quieras aún más esos alimentos», advierte Powell. «Cuando te repites una y otra vez que no puedes tomar un alimento en concreto porque lo has etiquetado como ‘insano’, puede producirte una sensación de restricción u obsesión que seguirás sintiendo hasta que se lo des al cuerpo».
No tienes una buena dieta
«No siempre tenemos deseos de comer sólo por hambre, pero si después de una comida no te sientes satisfecho, es evidente que querrás comer más al poco tiempo», comenta De Santis. “Si te alimentas bien a lo largo del día con comidas equilibradas, tendrás menos ansias”, añade Powell.
Los edulcorantes artificiales
Muchas personas optan por sustituir el azúcar con edulcorantes naturales, lo que no saben es que ellos son los causantes de tener más ganas de comer dulce: “En proporción, son mucho más dulces que el azúcar de mesa habitual. La ventaja de los edulcorantes es que se pueden consumir en menor cantidad para conseguir el mismo nivel de dulzor», aclara Powell. «El inconveniente es que las papilas gustativas siguen estando sobre estimuladas con ese nivel de dulce, lo cual puede quitarle atractivo a otros alimentos más nutritivos y menos dulces, como la fruta».
El azúcar como recompensa
Muchas veces, cuando intentamos reducir el consumo de azúcar, solemos dejarla para ingerirla solo como recompensa, sin saber que esto la vuelve aún más atractiva para nuestro cerebro:
«El consumo excesivo y frecuente de alimentos altamente azucarados puede insensibilizar, con el tiempo, la respuesta de recompensa que obtenemos de ellos, haciéndonos consumirlos en mayor cantidad para sentir el mismo nivel de recompensa que estimule nuestro estado anímico», explica Powell.
Tienes un mal hábito
Un estudio de 2017 descubrió que el azúcar es más adictivo que la cocaína, ya que es muy fácil que los eres humanos desarrollen patrones de alimentación nocivos y adictivos.
Tom Sanders, profesor jubilado de nutrición y dietética en el King’s College de Londres, lo aclara. «Aunque es cierto que el gusto por los dulces puede generar dependencia, no es tan adictivo como los opiáceos o la cocaína», explica el experto a The Guardian. «Una persona no tiene síndrome de abstinencia cuando deja el azúcar».
Las ganas de azúcar que suben cuando cae el sol
Suele pasar también, que por las noches es cuando solemos tener más ganas de azúcar, esto debido a que, como lo explica De Santis, «Las variaciones naturales en el hambre y en los niveles hormonales entre el día y la noche son normales… Por mi experiencia, en los hábitos también hay una variación individual. Algunas personas no controlan demasiado bien su hambre a lo largo del día y, como consecuencia, esas ‘ansias’ les vienen por la noche».
¿Cómo disminuir de verdad el consumo de azúcar?
Ya sabemos porque es queremos tanto al azúcar, ahora te ayudamos a reducir un poco su consumo para que el disfrute de este alimento no ponga en riesgo tu salud:
- Reducir lo más posible la cantidad diaria. La OMS aconseja no tomar más de 25 g al día, lo que equivale a una cucharada sopera. Para ello tienes que estar pendiente del azúcar contenido en todos tus alimentos, ya que muchos de productos están elaborados con grandes cantidades de azúcar, aunque así no parezca. Se trata de informarte bien leyendo loa información alimenticia de todos tus productos.
- Comer bien. Seguir una dieta equilibrada ayudará a que tu cuerpo no sienta tantas ansias de azúcar y si es así, es preferible comer nueces, yogurt, frutas, verduras, y aceitunas para calmar estas ansias.
- Cambiar los hábitos. Cool Bakery, expertos en panadería baja en grasas y reducida en sales y azúcares, te recomienda consumir alternativas elaboradas con bajas cantidades azúcares cada vez que sientas esos atracones por el dulce.