Muchos de nosotros no somos conscientes del tipo de piel que tenemos y, en muchos casos, somos menos los hombres que prestamos atención a este detalle. Esto se debe a que muchas mujeres optan por cuidar su piel para verse siempre jóvenes y bellas, mientras que los varones, al menos hasta hace unos años, no teníamos esta costumbre.
Os decimos hasta hace unos años porque los tiempos van cambiando y cada vez más hombres y mujeres optan por cuidarse y cuidar sus cuerpos. Es por ello por lo que hemos creído que este post puede ser muy interesante para vosotros y es que en una sociedad en la que cada vez nos cuidamos más, conocer el tipo de piel que tenemos es muy interesante para poder cuidarnos bien y no malgastar el dinero.
Así, sin más dilación, os traemos algunos de los tipos de pieles más habituales que nos podemos encontrar para que podáis empezar a cuidaros y hacerlo bien.
- Piel normal. Si tenemos piel normal, tenemos una piel que es firme, con mínimas líneas finas y arrugas. Además, la piel no tiende a reaccionar negativamente a los nuevos productos o a los cambios de clima, así como no sentimos la necesidad de hidratarnos constantemente o de secarnos la grasa de la cara durante todo el día. En este sentido, entre otras, las características de una piel normal son: textura de piel tersa, poros pequeños e invisibles y es limpia y saludable. Por ello, en una piel normal casi no se experimenta sensibilidad, sequedad o grasa, pero debemos tener en cuenta que la piel puede tolerar la mayoría de los ingredientes, lo que significa que podemos jugar ampliamente con los productos de belleza y divertirnos mucho experimentando con limpiadores, humectantes y máscaras hasta que encontremos exactamente lo que mejor le funciona.
- Piel grasa. Si tienes este tipo de piel, tú piel siempre parece estar brillando. La explicación a este tipo de piel es que hay una falta de grasa por lo que la piel no retiene la humedad por la falta de lípidos. En este sentido, probablemente no sean extrañas las sábanas secantes o los polvos matificantes e incluso puede que descubras que el maquillaje y los productos para el cuidado de la piel no siempre se quedan como te gustaría. Así, entre las características de este tipo de piel destacan el aspecto brillante, los poros muy abiertos y la tendencia a espinillas y puntos negros. Por ello, con la piel grasa, que la cara no brille constantemente es una preocupación principal. Aunque tener una piel grasa tiene sus ventajas, como la disminución de las arrugas, para un cuidado ideal de la piel seca debes evitar ingredientes como el aceite mineral, el petrolato y el alcohol. Los productos etiquetados como no comedogénicos funcionan muy bien para la piel grasa ya que no obstruirán los poros. Además, las cremas hidratantes sin aceite son buenas aliadas, al igual que los exfoliantes químicos y las máscaras de arcilla. Por último, aseguraros de no lavaros demasiado la cara, ya que secar los poros puede hacer que produzcan aún más aceite para compensar.
- Piel mixta. La piel mixta se define más fácilmente por una zona T grasa, la franja que atraviesa la frente y la línea que baja por la nariz, y la piel seca o normal del resto de la cara. Así, entre sus características se encuentran que mezcla de tipos de pieles y necesita productos para pieles mixtas. En este sentido, para cuidar este tipo de piel es conveniente que nos mantengamos alejados de los mismos ingredientes que la piel grasa y seca, como los productos a base de alcohol. Así, si vosotros contáis con una piel mixta, nosotros os recomendamos que os paséis por Stocknet, puesto que cuentan con decenas de referencias de geles y cremas y, como os imagináis, encontraréis una adecuada para cada tipo de piel, por lo que no tendréis que preocuparos.
- Piel madura. Aunque bien es cierto que no todos envejecemos al mismo ritmo, los signos son bastante reconocibles universalmente. En este sentido, puede que notes una arruga aquí y allá o más sequedad que en tus años de juventud. En el caso de la piel más madura, es posible que note flacidez, manchas oscuras, opacidad y deshidratación. Por ello, para cuidar una piel madura se requiere de un mejor cuidado de la piel para hacer frente a los daños pasados y futuros. Así, una vez detectado este tipo de piel, lo cierto es que no es un mal momento para crear una rutina antienvejecimiento con tratamientos restauradores, que pueden aumentar el colágeno, así como proteger contra los agresores ambientales y la renovación celular.
¿Cuáles son los signos más habituales de una piel sensible?
Hoy en día ya sabemos que la piel sensible puede ser causada por la genética, las alergias o los factores ambientales y, como os imagináis, es muy habitual entre nosotros. Así, para poder detectarla rápido, algunos de los signos más habituales de este tipo de piel son:
- Piel que se ruboriza fácilmente.
- Erupciones y golpes frecuentes.
- Picazón o ardor después de usar un producto para el cuidado de la piel.
- Reacción negativa a la fragancia.
- Manchas de piel seca, escamosa e irritada.